LA ABEJA/Elvis Occ -Cuenta la historia que en la época de los romanos, el que estaba obligado a hacer un juramento procedía con tal obligación, agarrado de los testículos. Los juramentos han sido a lo largo de la historia a nombre de Dioses, Santos, Emperadores, Fortunas, por la Madre, la Ética y como hace Maradona, hasta por las hijas. Supuestamente se pone como testigo a lo que uno considera sagrado. En esta última juramentación de Congresistas, hemos visto a los padres de la patria jurar por ideas políticas, cosas, personas y hasta consignas extrañas. La Biblia y el Crucifijo les atajo a algunos y ahora que recuerdo, nadie juro por la Constitución.
Juraría que juraron por la Sarita. Juraron por Dios y la patria. Juraron por el indulto del ex presidente Fujimori y 73 aplaudieron a rabiar. Juraron por que las esterilizaciones forzadas nunca más se repitan, 20 mujeres se habrán sentido mejor. Juraron por el pueblo, pero el pueblo andaba trabajando a esa hora. Juraron por Víctor Raúl Haya de la Torre, si eres aprista no te queda de otra. Juraron contra la “dictadura” fujimorista, que curiosamente tuvo más eventos electorales que los últimos tres gobiernos juntos. Juraron en quechua, que es siempre la nota tierna. Juraron con sombrerito regional antes que perderse en el anonimato hasta el 2021. Juraron evocando a Pedro Huillca, asesinado por Sendero Luminoso, pero cuya familia fue indemnizada por el estado peruano.
Pero no juraron por la memoria de los campesinos asesinado en Soras y Luccanamarca. Nadie juro por la memoria del Comandante Valer caído en el rescate de la Embajada de Japón. No juraron por los Húsares de Junín volados en pedazos con una bomba anfo. Ni la dirigente María Elena Moyano fue mencionada por las defensoras de la mujer, en sus juramentos. Mención en algún juramento también merecía Jorge Camet, uno de los artífices de este Perú que hoy disfrutamos. Si de homenajes se trataba, había una larga lista de víctimas y patriotas a quienes mencionar, pero algunos congresistas escogieron victimizar a los victimarios y ensalzar las acciones apátridas. Si por el contrario la ocasión se les antojo como para hacer denuncias. ¡Que poco elegante señores! Solo les falto jurar a la romana, agarrándose los genitales.
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