EXPRESO -Ayer Marisol Pérez Tello, ex congresista del Partido Popular Cristiano, PPC, y hoy ministra de Justicia dio un discurso ante ese laberinto de piedras llamado “El ojo que llora”, al conmemorarse 13 años de la publicación del “Informe Final de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación”.
Como se sabe, el PPC -partido a cuyas filas pertenece la ministra- cogobernó con Acción Popular de 1980 a 1985, y por ello es corresponsable de lo ocurrido en la lucha antiterrorista de esos años.
Pérez Tello parece haber olvidado que el horno de La Hoyada del cual recién ahora se lamenta, fue construido en 1985 para incinerar los cadáveres de los presuntos senderistas asesinados y enterrados desde 1983, en el sector La Hoyada del cuartel Los Cabitos.
Como si ella y su partido ni fueran parte del horror al que se refería, salió con la especie “vamos a tener que preguntarnos los que hoy tenemos 40 o 50 años ¿qué estaba haciendo yo que no lo impedí?, ¿cómo era estudiante de Derecho y ni siquiera me importaba que estaban matando gente?”. Disculpe ministra, a usted no le importaría, pero al común de los peruanos sí, y especialmente nos importaban los asesinatos perpetrados por Sendero Luminoso y el MRTA, en una carnicería sin parangón. Fue bajo el gobierno de Alberto Fujimori que se capturó a los cabecillas de esos bandos, sellando más de una década de sangría.
La ministra pepekausa resaltó que su cartera y el gobierno de Kuczynski están muy comprometidos con la búsqueda de justicia para las “víctimas”. Sería bueno que defina su concepto de “víctimas”, porque preocupa su olvido de la hazaña en defensa del Perú realizada por la policía y las Fuerzas Armadas, y el abandono y en que se encuentran sus familias. Preocupa, también, su saludo a la “Asociación Nacional de Familiares de Secuestrados, Detenidos y Desaparecidos del Perú” (Anfasep). ¿Tienen acaso esas víctimas más derechos? La dictadura del pensamiento único pretende obligarnos a creer que sí, insultando así a quienes entregaron la vida por el Perú.
La verdad espera abrirse paso, pero la ministra no ayuda con gestos como los de ayer, sometiéndose a la “verdad” de quiénes han torcido nuestra historia.
El periodista español Hermann Tertsch menciona un dicho probablemente alemán. “Ese que cuenta que los austriacos son una categoría muy especial de tramposos”. ¿Por qué? “Han logrado convencer al mundo de que Beethoven era austriaco y Hitler, alemán. Cuando lo cierto es todo lo contrario”.
Parece que el rojerío nacional echado usa esa «técnica austriaca”, confundiendo hasta a la ministra.
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