Juan José Garrido: Disolver v2.0




PERU21  -Encuentro en las redes llamados a la disolución del Congreso. Leen bien: a disolver el Congreso. O sea, cerrarlo. Igual que Alberto Fujimori en 1992. Claro, sostienen que se debe hacer siguiendo las causales de la Constitución de 1993 (citan el artículo 134, cuando censuran o niegan la confianza a dos Consejos de Ministros). Pero el mensaje de los promotores de la idea es claro: no les gusta el fujimorismo y, pues nada, ¡cierren el Congreso y ya!
Analicemos un poco el asunto. Primero, no hay nada en el panorama que amerite sugerir tamaña barbaridad. Nada. Quienes crean que el fujimorismo debe, como señal de “democracia”, “interés nacional” o como quieran llamarlo, pasar cada pedido del Ejecutivo por una vía rápida y aplaudiendo la lucidez del pedido, pues se equivocan. Y de plano. El Legislativo cumple una función; si dicha función toma un poco de tiempo, crea espacios de debate, e incluso deniega (de tanto en cuanto) algo, eso forma parte de la relación entre ambos poderes.
Cuando en el 2013 se produjo la crisis del techo de deuda en EE.UU. (el Legislativo se puso intransigente en aumentarlo, poniendo a los EE.UU. al borde de un default), ¿alguien propuso el cierre del Congreso? ¡Para nada! Y estamos hablando de una crisis mil veces más importante que la nuestra. En España no pueden aún formar gobierno, y en Bélgica estuvieron cerca de 540 días sin uno. En ambos, el Parlamento no conseguía ponerse de acuerdo. ¿Alguien habló de disolverlos? En absoluto.
Por otro lado, ¿cómo justificarían el cierre del Congreso? ¿Presentarán barbaridades en búsqueda de una censura? ¿Presentarían a un indecente para que se niegue la confianza? ¿Harían “cuestión de Estado” sobre todo, como propuso recientemente el congresista Bruce? Y si cierran el Congreso así, ¿en verdad creen que el pueblo lo apoyaría? ¿No sería, lo más lógico, que voten masivamente por el fujimorismo después? ¿Creen que el fujimorismo seguiría todo este juego cruzado de manos?
El antifujimorismo juega sus cartas, a estas alturas, peor que el fujimorismo. Y no hemos llegado al segundo mes del gobierno.

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