Todos contentos (¿y la prensa?)




POLITICO.PE  -Luego de veinte días de debates en las respectivas comisiones del Congreso, la de Constitución que tenía la última palabra decidió dar luz verde a la delegación de facultades legislativas solicitadas por el Gobierno. Por un plazo de noventa días contra los ciento veinte que pidió el Ejecutivo y con más de veinte modificaciones consensuadas con el presidente del Consejo de Ministros, el Pleno del Congreso debatirá y con el apoyo de la mayoría de Fuerza Popular votará por otorgarle poderes legislativos a PPK.
Desde hace mucho tiempo, muchísimo en verdad, los peruanos no somos testigos de un acto de responsabilidad cívica donde todas las partes involucradas han cumplido su papel a cabalidad.
El Ejecutivo obtuvo lo que considera herramientas claves para el éxito de su gobierno y, por lo tanto, del Perú. Las modificaciones al proyecto original demuestran que este podía ser mejorado o, simplemente, que los cambios no afectan la sustancia de las medidas propuestas por el Ejecutivo, tal como lo ha expresado el congresista oficialista Gino Costa.
Así pues, la pelota que lanzó el gobierno al parlamento ha vuelto a su cancha y el partido ya está enteramente bajo su responsabilidad.
El Legislativo, por las circunstancias extraordinarias que se produjeron en la última elección —al haber logrado mayoría absoluta quienes no son gobierno— ha demostrado la independencia y autonomía que se espera de un primer poder del Estado que desde hace mucho sólo ha sido furgón de cola. 
Seguramente ello no habría sucedido si el Ejecutivo y el Legislativo hubieran estado en manos de un mismo partido, pero el hecho concreto es que esta peculiaridad electoral ha producido resultados favorables en la medida de que el Parlamento ha cumplido su papel de representar la voluntad popular (más del 60% de los peruanos están a favor de la delegación), acotando lo que corresponde a las intenciones del Ejecutivo. Y lo ha hecho bien: se acabó la mesa de partes.
Nadie podrá decir ahora que la mayoría parlamentaria tenía el talante o, peor aún, la misión de obstruir al gobierno por intereses subalternos. Incluso el fortalecimiento de la UIF que fue lo que generó mayores fricciones entre gobierno y mayoría legislativa se resolvió sensatamente y respetando la Constitución para satisfacción de ambas partes, por lo que han quedado sin piso las afirmaciones que pretendían arrinconar a Fuerza Popular como desinteresada con la lucha anticorrupción.
Quienes se opusieron a la delegación de facultades fueron los del Frente Amplio, pero es injusto acusarlos de obstruccionistas dado que no tienen los votos para ello. Están en su papel y derecho de oponerse, pues en materia económica piensan, evidentemente, al revés que el gobierno. Aún así, han manifestado su acuerdo en otorgarle facultades en las otras materias, para lo que emitirán un dictamen en minoría para marcar su cancha, lo que es válido aunque inocuo.
Palabras especiales merecen los artífices de que las cosas hayan salido lo mejor posible para el Perú. Fue una buena elección de Keiko Fujimori proponer a Luz Salgado como presidente del Congreso así como de PPK poner al frente del gobierno a Fernando Zavala. Personas sensatas y con amor por el Perú han permitido un acuerdo político que todos esperamos sea beneficioso para el país.
Por último, la prensa. Su papel es el único lamentable: salvo excepciones, carbonera y sesgada contra la mayoría parlamentaria. Para lo único que ha servido es para desinformar y azuzar pleitos en busca de rating y ventas. Lo bueno es que ya nadie les hace caso.

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