Aldo Mariátegui: Arana, el único rojo limpio



Los grandes ganadores de todas estas últimas revelaciones de la corrupción brasileña son Marco Arana y los aranistas, quienes pueden jactarse de tener el monopolio de la honradez en la izquierda.
Todos saben que aborrezco a Arana: por su culpa nuestro país ha perdido miles de millones de dólares en inversiones mineras y en divisas por exportaciones. Gente como él, como el locuaz González Izquierdo (detuvo las privatizaciones cuando fue ministro fujimorista), como Humberto Campodónico (irresponsable promotor de gigantescos despilfarros como la Refinería de Talara y el Gasoducto del Sur), como Javier Alva Orlandini y Delia Revoredo (que complicaron enormemente la creación de empleo al resucitar la reposición laboral desde el TC) han sido muy nocivos para nuestro país.
Pero Arana no ha sido, como Verónika Mendoza, la asistente personal de Nadine, esa Mendoza que hasta tiene su letra registrada en las agendas y que tiene que haber sabido u oído que estaba llegando dinero del extranjero (¡y ahora tiene el cuajo de exigir moralización!).
Arana tampoco, como las congresistas Glave y Huilca, ha sido parte principal de ese equipo edil de Villarán que renegoció o firmó contratos tan escandalosos con las brasileñas Odebrecht y OAS para peajes. Ni Arana ha trabajado con Favre. Ni es sospechoso de recibir dinero negro pegado con Scotch al cuerpo que traían los “doleiros” desde Brasil en vísperas de la revocatoria.
No, Arana no está manchadazo como el mendocismo, como tampoco enfrenta un serísimo proceso penal por pericote como Gregorio Santos y su compinche Wilson Vallejos (vean la exposición de la Fiscalía en https://www.youtube.com/watch?v=aenhJP0w1Tg . ¡Imposible que Santos sea inocente!).
Guste o no, el aranismo es lo único inmaculado hoy en la izquierda peruana.

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